Jonathan Martínez Tijera, fue velado y enterrado en un panteón municipal de Yautepec, por su familia.
Tras haber sido notificada que Jonathan había muerto, su familia fue a buscar su cadáver en el Semefo de Cuautla, dependiente de la Fiscalía General del estado de Morelos, donde -aparentemente- sin mediar el protocolo forense correspondiente, les entregaron un cadáver, el cual no pudieron ver en ningún momento, porque -también- la caja mortuoria había sido sellada.
Sin embargo, Jonathan nunca murió sino que todo ese tiempo estuvo internado en un centro de rehabilitación para alcohólicos. Ahora, debe recuperar su identidad, porque, para la ley, el ya está muerto.