Con información de LPO
Desde la comunicación oficial se lo menciona como un asunto casi humorístico, lateral, pero lo cierto es que la irrupción de un hombre en la conferencia matutina del pasado lunes, que llegó hasta el escenario y pudo poner en riesgo a Andrés Manuel López Obrador, generó largas deliberaciones en Palacio Nacional.
Los militares que rodean al presidente, especialmente el jefe de inteligencia, Audomaro Zapata, aprovecharon la ocasión y terminaron por lograr que López Obrador acepte incorporar suboficiales a su equipo de custodia. El martes, al día siguiente, se vieron algunos pero hoy jueves ya eran una presencia visible al interior de Palacio. Y allí se quedarán, al menos hasta que terminen las campañas.
AMLO siempre ha dicho que se sentía seguro con la ayudantía de jóvenes que lo acompañan en sus giras y eventos. Pero el suceso del lunes encendió alarmas. La principal: hasta el momento no es claro como fue que el hombre pudo pasar dos líneas de control hasta llegar a la conferencia.
Generalmente este tipo de irrupciones se han dado con personas que se hacen pasar por periodistas o personal técnico de las transmisiones de la conferencia. Así ha sucedido, especialmente en 2019, con personas que llegaron a pedir cuestiones personales al presidente o una ingeniera que fue para ofrecerle la asesoría de su consultora en materia energética.
Esta caso, según pudo conocer LPO, fue distinto. Las personas que controlan el acceso a Palacio dijeron no haberlo visto en el acceso habitual de la calle Moneda. Enigma inevitable: ¿Por dónde ingreso?
Otro detalles. El presidente explicó que el intruso le habló de un problema judicial que tuvo en el pasado ligado a tenencia de drogas. Se le recomendó entregarlo al Ministerio Público para hacer una mínima averiguación de su persona. López Obrador lo impidió. Lo que el joven le dijo en susurros queda entre ambos, sin registro formal.