El procedimiento cardíaco al que se le sometió ayer el presidente López Obrador tomó por sorpresa a toda la opinión pública, y alimentó todo tipo de rumores durante la tarde de ayer, cuando el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas, informó escuetamente sobre su internación en el Hospital Central Militar alegando falsamente que se trataba de una revisión de rutina.
Al pasar las horas, se pudo saber que al presidente se le había realizado un cateterismo (en esa ocasión la información la propició la Segob), y al día siguiente fue el propio presidente quien informó a través de un video en sus redes sociales que, contrariamente a lo que había dicho su propio vocero, se trataba de un operación programada 15 días antes y pospuesta tras haber enfermado por Covid por segunda vez la pasada semana.
Las numerosas idas y vueltas informativas generaron un estado de incertidumbre a partir de lo que era un procedimiento ya pactado con dos semanas de antelación, con el misterio siendo originado y magnificado por la actuación defectuosa del aparato de comunicación del gobierno, habituado a depender de la vocería de un solo hombre, el propio AMLO.
Expertos en comunicación política consultadas por LPO dijeron que se trata de un modus operandi ya clásico de la 4T, que a la vez que ha convertido cada anuncio oficial, cada pelea y cada política pública en un show mediático con las conferencias diarias del presidente, se las ha ingeniado para llevar adelante un eficaz secretismo en otras áreas claves del gobierno, incluyendo los detalles de la salud de AMLO.
Se trata de una de las cosas que más se han criticado de López Obrador, su falta de transparencia sobre su propio estado de salud. Sabiendo que fue un procedimiento programado, hubiese sido muy positivo para la calidad democrática que se comunicara de antemano con detalles precisos.
«Se trata de una de las cosas que más se han criticado de López Obrador desde que ha iniciado su sexenio, su falta de transparencia sobre su propio estado de salud», dijo a LPO, Horacio Vives Segl, profesor del Departamento Académico de Ciencia Política del ITAM. «Porque se trata nada menos que de una cuestión de Estado la salud de un presidente, y ahora sabiendo que no se trató de algo de urgencia sino que fue un procedimiento programado, hubiese sido muy positivo para la calidad democrática del país y para la transparencia de las acciones de gobierno que se comunicara de antemano con detalles precisos».
Según Vives, «esto hubiese evitado esta serie de vacíos de comunicacion y especulaciones que se hicieron en torno al procedimiento practicado en el día de ayer».
Para Jorge Márquez, investigador y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, el secretismo de AMLO está agravado por su ubicuidad mediática, que hacen que una ausencia como la de ayer sea potencialmente desestabilizadora.
«Más allá de que el secretismo en cualquier gobierno no es deseable, en un país con un sistema presidencialista como México, y con un presidente que maneja la agenda pública como ninguno lo ha hecho desde su llegada, está claro que una desaparición como la suya de ayer genera problemas, hasta el punto que desde el Gobierno debieron sacar un comunicado admitiendo que se encontraba internado ante tantas versiones que circulaban», afirmó el académico.
Además, explicó Márquez, este ocultamiento de los detalles de salud se incriben dentro de otra práctica habitual del presidente, la mitologización de su fortaleza personal.
Él ya ha tenido otra intervención cardíaca, y se sabe que tiene problemas de columna muy importantes que prefiere no tratar para no mostrar debilidad, es algo que él ha querido generar, esta idea de que es un hombre solo fuerte, que puede tanto contra el Covid como contra las élites y que nada puede tumbarlo.
«Es algo que él mismo ha querido generar, y lo hace desde hace años, esta idea de que es un hombre solo fuerte, que puede tanto contra el Covid como contra las élites, y que nada puede tumbarlo porque tiene el respaldo del pueblo», dijo Márquez.
«Él ya ha tenido otra intervención cardíaca, y se sabe que tiene problemas de columna muy importantes que prefiere no tratar para no mostrar debilidad, pero pese a que no sabemos nada de su salud, y que este secretismo solo parece exacerbarse, no me parece que sea algo que el presidente vaya a cambiar. Seguirá actuando como si los detalles de su salud son datos que pertenecen a la seguridad nacional, al igual que hizo para blindar sus obras prioritarias, y nos seguirá teniendo en la oscuridad», vaticina el académico de la UNAM.
«Este gobierno no respeta la Ley Federal de Transparencia, y todos los que quieren saber más detalles tanto de información que tendría que ser pública del presidente como del funcionamiento del gobierno, reciben la misma carta diciendo que son datos que no están disponibles. Incluso cuando Adán Augusto era consultado sobre si AMLO estaba infectado con la variante Omicron, él decía que no tenía esa información, aunque en ese caso diría que es para mostrar que el líder no tiene un trato diferente al del pueblo, que se trata con miel y limón y no tiene acceso a laboratorios, pese a que todos sabemos que durante su primera infección lo trataron con Regenerón igual que Trump. Es todo parte de la misma política», reflexionó.