Desde que dejó la gubernatura en el 2006, ha sido constante la aparición o mención de la figura del ex gobernador, Sergio Estrada Cajigal para ocupar otros cargos de elección popular: ya sea para repetir en la alcaldía de Cuernavaca, o para incorporarse en la tarea legislativa.
En todos los momentos, la versión ha surgido en medio de los revuelos internos de algunos partidos, que ven complicada la búsqueda de la alcaldía de Cuernavaca y requieren de alguna “autoridad moral”, en la búsqueda de votos.
Así, el nombre de Estrada Cajigal ha surgido en el PAN y hasta en el PRI. y un par de ocasiones en partidos menores, con un dejo soterrado de heroicidad y sacrificio, como si Estrada Cajigal “fuera el hombre” y su supuesto legado, el bálsamo electoral y político que requiere el ecosistema político de Cuernavaca, y eventualmente Morelos. Falso.
En 2009, fue quizás el momento más álgido en el que a Estrada Cajigal se le montó en un nicho, al difundirse que el ex gobernador habían ”cedido” su “estructura” para consolidar el regreso del PRI y la llegada de Manuel Martinez Garrigós a Cuernavaca. Fue el pináculo del romanticismo y del deseo de muchos de tener una figura política en Morelos al estilo Cid Campeador.
Sus seguidores y amigos, muchos de ellos enriquecidos groseramente a su lado, creyeron y difundieron que Estrada Cajigal había alcanzado la figura de Titán supra partidista, y que su sola figura había alcanzado para ser el artífice panista y también el némesis del partido azul. Ridículo.
Desde entonces, Sergio así ha caminado, creído de lo que le dicen y escucha, y se deja querer y también “se cotiza”, cómo se dice coloquialmente.
La elección de 2021 no ha sido la excepción en eso de intentar colar a Estrada Cajigal en alguna posición, y ahora lo vuelven a ubicar como eventual candidato a la alcaldía de Cuernavaca, en una suerte de rescatador de una ciudad perdida. Nada más irrisorio.
Aquellos tiempos de Estrada Cajigal, no son los tiempos de ahora. De entrada, el comunicólogo de carrera, fue beneficiario de dos fenómenos derivados del declive del PRI. Su figura y su nombre fue en su momento un refresco de lo que veíamos o de lo que estábamos acostumbrados. Nada más.
Es mas, me atrevo a decir que con Estrada Cajigal se inauguró ese fenómeno de la desmitificación pero también de la perversión y degradación de la política y de los espacios públicos. Si, ahora ya cualquier podía llegar… aunque no tuvieran una pinche idea de lo que había que hacer, más que enriquecerse.
Lo de Estrada Cajigal es el reflejo de nuestra pobreza de personajes en la política, de solvencia moral en las acciones de quienes han ocupado y buscan los espacios. Tanto así que tenemos que pensar en el “menos peor. Nos gusta reciclar ante nuestros vacíos, y no tenemos memoria… pero tampoco nos gusta arriesgar. Nos vamos por la fácil.
Concreto. Como alcalde de Cuernavaca, Sergio Estrada Cajigal, tuvo algunos destellos de hacer lo que el sentido común espera: algunas obras…. que además era su obligación, pero nada del otro mundo.
Como gobernador no fue ni extraordinario ni único. De hecho, fueron más los escándalos (el helicóptero del amor, su bragueta, la vinculación de sus funcionarios con la maña, los casos de corrupción como Gemtell y Seguro Popular).
Estrada Cajigal, fue producto del hartazgo, nunca del proyecto.
Estrada Cajigal es un mito. Ni taquillero ni autoridad moral. Es uno más, eso si, un poco más aireado que otros, pero nada más.
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