Desde que inició la pandemia en México, las autoridades le apostaron a ciegas –aunque no era el único recurso- a que la responsabilidad y la entrega social, serían contundentes, no sólo para evitar la diseminación del Covid-19, sino también para evitar al máximo los contagios, las muertes y, finalmente, para no doblegar el sistema de salud nacional. Les falló.
La cultura nacional del “no pasa nasa”, “a mi no me va a pasar” ó “que se chinguen otros, yo no”, se impusieron y traicionó a otros tantos miles que si tomaron en cuenta las restricciones sociales, evitaron salir, se guardaron en su casa y hasta sacrificaron su patrimonio como cientos de empresarios y comerciantes.
El mismo gobierno fue el responsable, en muchos sentidos, del relajamiento y desesperación social, al verse incongruente, y negligente, necio y omiso, para generar condiciones económicas que equilibraran el sacrificio social, y para imponer restricciones efectivas para disminuir la movilidad, porque tanto las autoridades federales y estatales confundieron “medidas extraordinarias” con acciones de represión, como el secretario de Salud de Morelos, Marco Antonio Cantú.
Quién sabe dónde compraron su diccionario de sinónimos…
A las autoridades les ha temblado la mano en diversos momentos para frenar el avance de la enfermedad, bajo el pretexto también de que era una situación inédita y, literalmente, todo el mundo, se encontraba contra la pared, y en esas estaban cuando –al menos tres fechas antes de fin de año- la situación se relajó de mas, los contagios se desbordaron y esto se convirtió en un infierno, dentro del infierno: el Covid-19 está fuera de control en Morelos.
En medio de este gravísimo escenario local, donde los muertos en Morelos ya suman casi mil 700 y los infectados rebasan los 10 mil, dio inicio el proceso electoral y en los últimos días, las precampañas electorales para renovar 36 alcaldías, 20 diputaciones locales y 5 federales.
El fenómeno que acusó el crecimiento desbordado del Covid en Morelos, es el mismo que acompaña las incipientes precampañas y procesos electorales. En las ciudades como en las comunidades, la aplicación de restricciones sanitarias son mediocres y a veces son inexistentes. Por supuesto que no existe una cultura del autocuidado y menos del cuidado a los demás. Y en la temporada decembrina fuimos testigos hasta la saciendad.
¿Qué nos depara en el futuro inmediato con el Covid-19, los contagios y las muertes al alza en Morelos? Seguramente nada bueno, y eso podemos adivinarlo luego de que en sectores aparentemente mejor informados, mejor cuidados, mejor, mejor, mejor, la muerte se ha colado como en su casa, el cerco que se le ha tendido al Covid se cierra cada día mas ¿hasta donde valdrá la pena retarlo?
La renovación de los espacios públicos referidos, requerirán, se quiera o no, de mucha movilidad, de mucha conexión entre actores y, por ende, de participación social cuyo principal ingrediente es la población, esa misma que no ha respetado, en su gran mayoría, las restricciones sanitarias.
De tal manera, que el cuestionamiento es directo a las autoridades electorales y gubernamentales del estado de Morelos: ¿No será tiempo de pensar y analizar seriamente la posibilidad de aplazar el proceso electoral en #Morelos? ¿O cuántas señales más necesitamos para entender que el #COVID19 está fuera de control?
Las autoridades están obligadas a responder…
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