La cruzada anti alianzas que la dirigencia de Morelos ha emprendido a partir de este año, no tiene un sustento legal y si mucho de chantaje y desinformación a las bases y a los medios de comunicación.
Tal afirmación coloca a Gerardo Albarrán, dirigente local de Morena y a varios de sus seguidores, en una suerte de esquiroles partidistas que pretenden dislocar la alianza con el Partido Encuentro Social (PES) y Nueva Alianza con un argumento legal que sólo existe en sus deseos y, peor aún, sustentado en una ofensiva de grupo: el Rabinismo.
Es cierto que el PES no fue justo, equitativo ni honesto con Morena y sus militantes al llegar a las posiciones de poder en Morelos. Es cierto que ofendieron a la militancia del partido del presidente con su desdén, egoísmo y prepotencia.
Es falso que con el empuje de la imagen de Cuauhtémoc Blanco haya sido suficiente para ganar. Es cierto que el PES faltó a un valor indiscutible para la convivencia: la honestidad.
Los votos que llevó al PES a ser una marca ganadora en 2018, se lo debe a Morena y a esa alianza donde también participó el PT. Definitivo.
Y esos son justos los argumentos que los morenistas impulsan para oponerse a la alianza con el PES, y a que este partido la lidere en Cuernavaca con un candidato amarrado.
Es cierto, todo eso es cierto, pero lo que no es cierto, es que a los Morenistas de Morelos, les asista la razón y tengan la personalidad jurídica para reclamar participación en la edificación o no de la alianza.
En otras palabras, ni Gerardo Albarrán ni nadie en Morelos, puede oponerse jurídicamente a la alianza, y eso no lo ha hecho ver con claridad el propio Albarrán. Por eso es que ante muchos de los cuestionamientos de los medios de comunicación, se queda mudo o desvía la respuesta. He sido testigo.
De acuerdo con los estatutos de Morena, particularmente con lo que establecen los artículos 38 y 41 de dicha reclamentacion, sólo el consejo y el comité Nacional pueden construir y firmar las alianzas, sin que para ello requieran la opinión o sanción de los comités o consejos estatales.
Según la información con la que cuenta este reportero, Albarrán y compañía no tienen ningún documento con el que puedan sostener y combatir la determinación del Consejo Nacional y del Comité Nacional. Y no lo tienen, porque no existe, por eso no lo presentan.
El dicho de que los comités y consejos estatales serían tomados en cuenta para las alianzas, es un asunto de Cortesía política y no de absoluto requisito.
Así es en todos los partidos nacionales y en el caso específico de Morena, la elección del 2018 le dejó claro al presidente Andrés Manuel López Obrador y al Consejo Nacional de Morena, que no podían dejar sueltas las nominaciones y acuerdos en los estados, so pena de sufrir los ridículos y conflictos innecesarios de aquél año.
¿Por qué tendrían que dejar a los morenistas Morelos decidir el tema de las alianzas, cuando es un asunto nacional?
En este caso, lo político pretende imponerse a lo jurídico, y lo que está muy claro es que la oposición a la alianza tienen más que ver con el temor del Rabinismo a que, por segunda vez consecutiva, se queden en la orilla en Morelos y comprometa la posibilidad de que el subsecretario de Gobernación, Rabindranath Solorio encuentre contrincante en su intento de ser candidato al gobierno de Morelos en 2024.
Bajo esta óptica podemos comprender el por qué, pese a los brincos y gritos de algunos morenistas de Morelos, no hay una reacción o una congoja del comité nacional y de su dirigente Mario Delgado.
Twitter: @DavidMonroyMX