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Enfrentamiento Graco/Gayosso- Cuauhtemoc está hiriendo gravemente a Cuernavaca

En Cuernavaca el enfrentamiento es por ver quién controla la recolección de basura, la obra pública, las participaciones federales y, ahora, la concesión del alumbrado público a lo que seguirá la privatización de SAPAC. El enfrentamiento no busca beneficiar a Cuernavaca, el enfrentamiento entre el grupo Graco-Gayosso y Cuauhtémoc Blanco no es político, mucho menos ideológico, sino de carácter económico. Es por ver quien maneja los miles de millones de pesos que están en juego de aquí al primer día de 2019.

Y en este enfrentamiento participan todos los que de una manera u otra tienen peso político en Morelos. El enfrentamiento ya no es entre partidos políticos tampoco, porque estos ya no existen de hecho en la entidad, aunque si de facto, para poder cobrar sus prerrogativas. En la vida real, diputados y funcionarios ya no siguen líneas partidistas, siguen a quien les paga, a quien los amenaza, a quien los presiona, porque además han renunciado a todo asomo de dignidad o de congruencia con sus pasadas ideologías, para traicionar una y otra vez.

Y la víctima, las víctimas, los que han sufrido las consecuencias de esta sorda pelea donde todo se vale, desde calumnias, insultos, campañas de desprestigio, hasta agresiones personales y asesinatos, es Cuernavaca y los que en ella habitan. El grupo de Graco y Gayosso a tratado de ahogar las finanzas de Cuernavaca, para armar campañas de desprestigio contra Cuauhtemoc Blanco, además de acusaciones y albazos, aunque no han podido con él. Por su parte Cuauhtémoc Blanco que llego a la presidencia municipal de Cuernavaca, parodiando al burro que toco la flauta, ha actuado como podía esperarse de el, de una manera mediocre, titubeante, dejándose dominar por quienes lo alaban y permitiendo una corrupción sin precedentes en la historia de los gobiernos de Cuernavaca.

Una de las consecuencias más dolorosas para la población de Cuernavaca ha sido el que Capella haya neutralizado a la Policía Municipal (que tampoco servía para nada por el nivel de corrupción que ahí imperaba) para sustituirla por el llamado Mando Único y que ha tenido como consecuencia la peor crisis de inseguridad que la ciudad haya vivido.

Así las cosas, a Cuernavaca le esperan 18 meses más de falta de servicios, corrupción, inseguridad y de una lucha sorda por ver quien maneja los jugosos contratos del alumbrado público y de SAPAC. En lo personal no creo que la situación vaya a mejorar, sino que tendera a irse por lo peor. Vendran 18 meses muy difíciles.

 

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