CIUDAD DE MÉXICO (La Política Online).- La primera advertencia vino desde la oficina de Emilio Gamboa hace quince días. El senador recomendó a Enrique Peña Nieto un cambio radical en el War Room de José Antonio Meade como único camino para quebrar la inercia del tercer lugar en los sondeos. El principal apuntado fue Aurelio Nuño, coordinador de la campaña tricolor.
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La semana pasada en Alemania Enrique Peña Nieto tuvo algunos encuentros a solas con los gobernadores del PRI que lo acompañaron en esa gira. También conversó con los panistas que volaron hacia Hannover. En esas conversaciones el mandatario habría dicho que estaba observando fallas en el armado territorial a cargo Beatriz Paredes, Manlo Fabio Beltrones, René Juárez y Carolina Viggiano. El presidente dio a entender que eso le había sido reportado por Nuño.
La reacción llegó ayer lunes. Según el entorno presidencial, hubo una serie de llamados y encuentros personales en los cuáles los gobernadores de su partido recomendaron un apartamiento urgente de Nuño así como también de la ex vocera calderonista Alejandra Sota, que despacha directamente con Luis Videgaray.
Quienes conocen esas conversaciones aseguran que nunca fue tan visible la idea de un final de ciclo en la actual administración. Hubo un gobernador que incluso tuvo la osadía de decir que si Nuño no dejaba la campaña sería difícil contener la fuga de apoyos priistas hacia otros contrincantes.
Los gobernadores aprovecharon un momento de debilidad del coordinador, que había hecho llegar hasta Alemania el mensaje de que el pasado fin de semana dos gobernadores panistas se sumarían en apoyo a Meade. Algo que no ocurrió.
Hubo pedidos de corte propositivo, como por ejemplo, recomendar un cambio de Nuño por Miguel Angel Osorio Chong que es una figura mucho más amigable para los mandatarios estatales. Esto lo conoce el entorno de Nuño y por eso se han empeñado una y otra vez en señalarle al presidente el sinuoso camino del Partido Encuentro Social, que juega con Morena pero tiene a su alma mater en el hidalguense. Alegan que darle mayor poder a Osorio es incurrir en el error de crear una “quinta columna”.
Hay desesperación en estas conversaciones porque con los números actuales el PRI dejaría de ser un actor de gobernabilidad. La nueva polarización sería entre Morena y el PAN y sus aliados. El tricolor quedaría reducido en San Lázaro y en el Senado y en el mejor de los casos con 11 gubernaturas.