Hacía mucho tiempo que el comité nacional del PRI no tomaba bajo su exclusivo yugo la selección de la nueva dirigencia del partido tricolor en Morelos.
Ayer que la convocatoria para tal renovación fue hecha pública, también se dio a conocer un documento donde se establece que la dirección partidista que encabeza, Enrique Ochoa será la única que dirija y sancione la elección.
Y no es para menos: tiene casi 20 años que a ese organismo no lo dejan en paz los grupúsculo de tufo rural, que lejos de haber hecho competitivo al tricolor, lo sumieron en la indignidad, lo robaron y lo convirtieron en botín económico, ya sea para aprovechar las prerrogativas o para vender candidaturas.
¿Nombres? Usted sabe la historia de cómo los grupos de Maricela Sánchez Cortés y Amado Orihuela se aprovecharon del desprecio del comité nacional del PRI por el comité local, y lo utilizaron como espacio propio, donde perder la elección, era parte de ese aprovechamiento insano.
La nueva convocatoria para renovar la dirigencia local del PRI parece que tiene –entre otros objetivos- cerrarle el paso a los grupos de Maricela Sánchez y Amado Orihuela para controlar el partido, idea que cobra mayor fuerza cuando ya se filtró que Maricela y Amado ya habían “acordado” decirle al comité nacional que de entre sus grupos debía salir la nueva dirigencia.
Pero no. La convocatoria desdeña cualquier posibilidad de que un solo grupo se apropie del proceso, ya que lo abre a todo el priismo, y establece algunos candados como los años de militancia en el PRI, el apoyo por escrito de un importante número de consejeros políticos y, por si fuera poco, contar con una buena imagen ante la sociedad y el priismo, que incluye no haber sido sancionado por algún delito.
Sabemos que de ambos lados, muy rápido llega el descarte. Si bien es cierto que en el consejo político Amado Orihuela podría tener cierta ventaja, también lo es que no todos sus consejeros podrían pasar la prueba del ácido para poder votar. Ese es otro as bajo la manga del comité nacional.
La lista de aspirantes a dirigir al PRI estatal es tan grande como el número de estrellas en el cielo, pero no todos reunirán los requisitos, básicamente en lo que se refiere al apoyo por escrito de sectores y organizaciones, y la obligatoriedad de que los aspirantes renuncien o pidan licencia para competir. Ese es otro candadote, que nos hace recordar a las convocatorias para elegir candidato a gobernador.
A partir de esta convocatoria ¿cuántos continuarán en su sueño guajiro de intentar dirigir al PRI, so pena de quedar exhibidos en sus pobrezas y oportunismos políticos?
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